miércoles, 5 de enero de 2011

Crece el número de furtivos que recurren a la caza para poder comer

La caza se ha convertido en sustento económico para muchas personas que se encuentran en una situación alarmante como consecuencia de la Crisis.
Un ejemplo de esto existe en la provincia andaluza de Málaga donde en lo que va de año ya se han practicado numerosas denuncias por caza furtiva. Concretamente, el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha presentado 23 denuncias por furtivismo en caza mayor. En la modalidad menor se han abierto 170 expedientes. Las cifras se asemejan a las de 2009, lo que muestra, según señalan desde el Seprona, que el miedo a sanciones penales y económicas no ha conseguido disuadir a quienes realizan estas prácticas.
      Según las mismas fuentes, existen dos tipos de ilegales. Por un lado, están los profesionales que se dedican a capturar especies protegidas o fuera de temporada para venderlas a coleccionistas con pocos escrúpulos o a crear su propio palmarés con piezas que luego no pueden homologar como trofeos certificados por la Junta.
     «Hay mucho desaprensivo que caza fuera de los periodos hábiles, aprovecha el celo de los animales para pillarles desprevenidos, busca especies protegidas o no atiende a las limitaciones de ejemplares por cazador que marca la Junta, pero ese está especializado en el furtivismo y va al campo con silenciador, prismáticos nocturnos y buscando una compensación económica», dice Miguel Ángel Gallego, de la Asociación de Guardas de Caza de Andalucía.
        En el otro lado, están los cazadores aficionados que con la crisis no pueden pagar los precios de los permisos o que recurren al furtivismo para llenar la despensa llevándose a casa un jabalí o unas perdices. Desde la Federación Andaluza de Caza y desde la Asociación de Guardas de Caza confirman que este segundo tipo es el que más se ha incrementado con la crisis económica. Su objetivo no es vender las piezas en el mercado, sino para autoconsumo, como una forma de apoyo para la economía familiar ante los rigores de la crisis. «Aunque sea por necesidad, la caza tiene que realizarse con unos límites y respetando las normas; este tipo de personas, sea cual sea la razón por las que se convierten en ilegales, son delincuentes y dañan la imagen de cazador legal», explica José María Mancheño, presidente de la Federación Andaluza de Cazadores, que cuenta con 17.000 asociados en la provincia de Málaga. «Los furtivos son apenas el 1% del total de cazadores», asegura.

Cerco a los clandestinos
Mancheño indica también que el furtivo ocasional lo tiene muy difícil. «Además de los agentes de la Guardia Civil, de Medio Ambiente y los guardas de caza de los cotos, tiene que evitar a los cazadores de las sociedades de caza, que velan por el buen cumplimiento de las reglas en cada zona», señala. Por eso, a menudo estos ilegales tienen que trasladarse a cotos alejados de su ambiente para evitar que les reconozcan. El próximo 15 de enero empieza el periodo de caza de perdiz roja con reclamo. Y una vez más, el campo estará vigilado para poner cerco a los clandestinos.

Fuente: Alertadigital.com

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